Mi primer día de clase debió de ser como el de muchos miles o millones de niños.: Recuerdo que no quería ir.No lloré demasiado,algo sí,supongo.Decidí salir de allí lo antes posible.Y me tracé un plan,creo.
Saldría del colegio a las primeras de cambio.
Me presentaron a mis nuevos compañeros y a la señorita,la hermana del director.A Rosario,que así se llamaba, ya la conocía;éramos vecinos.Dos o tres casas nos separaban.Ella vivía junto a sus padres y hermanos, en los bajos del colegio.Una casa de dos plantas,por entonces.Rosario no tenía,aún,el título de maestra.Mas, para prematuros y primer curso tenía sobrados conocimientos.La m con la a, ma; la m con la i, mí......Era paciente y muy buena.
Me sentaron junto a otro niño.Un ángelito que,meses después,murió atropellado en la autopista cercana.Un infortunio y desgracia que,cincuenta años después,aún recuerdo con pena.¡¡ Fué toda una conmoción para el colegio entero !!
Volviendo al plan de fuga, me iría al primer despiste.Así lo pensé y así lo hice.Y a la primera oportunidad,¡cataplás!. ¡Patas para qué os quiero !. A casa me fuí.Mi madre,preocupada y enojadísima.Yo,que no,no y no,al colegio que no iría más.Y vaya si volví, en esa misma mañana ya estaba sentadito y pataleando en clase.
Al día siguiente,supongo,iría con otro talante.
Un entrañable recuerdo infantil.En lo esencial muy parecido al de muchos niños de nuestras épocas pasadas.Felicidades,un saludo.
ResponderEliminarGracias José Ardiz.Un afectuoso saludo.
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